La experiencia de Annabel como voluntaria en Buenos Aires
Annabel – una de nuestras participantes alemanas del programa de Español y Voluntariado en Argentina, se ofreció como voluntaria en un centro de rehabilitación social en Buenos Aires. Esta es una casa donde viven alrededor de 25 niñas, la cuales no pueden vivir con sus propios padres por diferentes razones. Annabel llegó a Buenos Aires a principios de septiembre, ella vivió con una familia anfitriona y tomó un curso intensivo de español durante seis semanas. Antes de iniciar su trabajo voluntario, todos los voluntarios reciben orientación, Annabel no fue la excepción y recibió mucha información general sobre Buenos Aires, además de cómo llegar a su proyecto de voluntariado e información acerca de cómo trabajar en un país con muchas diferencias culturales a su país de origen. Para su primer encuentro con las con las niñas, nuestra coordinadora de voluntarios la acompaño, allí pasó algún tiempo con ellas, también conoció a los psicólogos de la casa para así tener una impresión general de su trabajo voluntario.
Aunque las habilidades en el idioma Español de Annabel habían mejorado mucho durante las seis semanas de su curso de español en Buenos Aires, los primeros días de trabajo voluntario , a veces se sentía un poco insegura debido a la barrera del idioma. Las chicas del proyecto hablan rápido y para los voluntarios no siempre es posible entenderlas. Pero Annbal durante todo su trabajo voluntario, estuvo en estrecho contacto con la coordinadora de voluntarios y gracias a esto ella realmente disfrutó mucho de su trabajo con las niñas. Por otro lado, siempre que se trabaja en lugares con una cultura diferente y es necesario comunicarse en un idioma diferente, se producen situaciones sorprendentes. Annabel da un buen ejemplo de eso: ‘yo no esperaba que gestos pequeños como llevar lápices y papeles al hogar, pudiera hacer que las chicas se sintieran tan felices. Es importante pasar tiempo con ellas haciendo actividades pero también abrazarlas y escucharlas.’ Annabel también admite que en un principio fue difícil para ella, ganarse la confianza de las niñas y motivarlas a hacer cosas con ella, pero después de lo hizo a pesar de que a veces era difícil, principalmente, porque las chicas llegaban a casa cansadas de la escuela.
Una actividad muy agradable que Annabel realizó con las muchachas, fue el escribir sus deseos personales y los objetivos personales para el año siguiente en trozos de papel, los cuales luego pusieron en una caja de deseos que enterraron en el jardín. El próximo año, las niñas podrán echar un vistazo a la caja y ver si pudieron convertir sus sueños y objetivos en realidad. Annabel también nos dijo que las chicas siempre le daban pequeños regalos, sobre todo dibujos y también que la abrazaban y le decían “te quiero’. Annabel también nos dijo: ‘mi trabajo realmente me hizo feliz, porque pude ver que fue eficaz y recompensado.’
Por último, Annabel dio una recomendación para otros voluntarios de AMAUTA en Buenos Aires: ‘Solo sé tú mismo. No tienes que sentirte inseguro, porque si te presentas así a las chicas, ellas pensara que no estas interesado en ellas, si por el contrario muestras interés, sin duda te harán feliz y te recompensar por tu disposición a pasar tiempo con ellas.’ En AMAUTA, estamos muy contentos y orgullosos de Annabel por el trabajo que hizo. Ella fue una gran voluntaria, creativa, muy abierto a las niñas; organizó actividades divertidas y les dio momentos felices. Muchas gracias por todo, Annabel!