Molly y su experiencia de Voluntariado en un orfanato en Cusco (Perú)

Molly Stark es una voluntaria que vive en la Residencia de la escuela de Español AMAUTA, en el centro de la ciudad de Cusco, ella participa en el Programa de Voluntariado de Cusco. Molly pasa sus mañanas con las chicas jóvenes de la casa de niñas “San Judas Chico” . Todos los días toma un bus que por 70 céntimos la lleva a través de la pintoresca ciudad de Cusco con destino a este orfanato cerca del Aeropuerto Internacional Velazco Astete donde como ella dice pasa “la mejor parte de su día jugando y ayudando a los niños con sus tareas escolares”.

El orfanato ofrece refugio seguro para niñas procedentes de familias pobres o incluso peor : hogares violentos donde sufrían abuso físico o sexual. Algunas chicas estaban en estado de abandono, mientras que sus padres se fueron en busca de un futuro mejor para sí mismos, y otras son huérfanas.

“San Judas Chico” alberga 42 niñas , de edades comprendidas entre 5-15 años de edad. El orfanato ha estado funcionando durante 50 años al 24 de octubre de 2013. Visitar a las niñas el día después de este aniversario fue una oportunidad muy especial para mí.

El patio frontal de la casa tiene algunos juegos que fueron construidos y financiados por los voluntarios de AMAUTA hace dos años y se podrían hacer algunas reparaciones ahora. También tienen un invernadero donde cultivan algunos vegetales y un gallinero. Todas las chicas comparten una habitación grande y la mayoría de las chicas tienen literas, compraten también el cuarto de baño. Su único espacio privado son los pequeños armarios que cada niña posee, situados al lado de sus camas.

Ni bien entramos, fuimos recibidas con la calurosa bienvenida de una niña de 6 años de edad llamada Yobana, ella se colgó inmediatamente de Molly con un fuerte abrazo. Aquí en el orfanato Molly ha aprendido mucho a pesar de la barrera del idioma que puede suponer una dificultad a veces, sin embargo no siempre le impidió ayudar y conectar con los niños. “Aparte de la comida, vivienda y la oportunidad de acceder a educación, estas niñas se benefician mutuamente, ya que son como una gran familia en donde las niñas mayores ayudan a las más jóvenes con sus tareas“, explica Molly.

Mientras yo ayudaba a Nicole (13 años) con su tarea de Inglés, Molly ayudaba a Yoban con el alfabeto, yo le pregunté Molly ¿Cuál fue la mejor experiencia como voluntaria en Cusco que ha tenido hasta el momento? Me dijo que cada momento ya que ella cree que a los niños les encanta crear y el arte parece ser su propio pequeño escape de la dura realidad. A ella le sorprende mucho que los lapices de colores y papel que lleva siempre puedan traer más luz a los ojos de las niñas en este orfanato.