Programa Después de Clases Cusco recibe donaciones de Voluntarios
Debbie Smets tuvo un tiempo de permanencia de solo 3 semanas en la Escuela de Español AMAUTA en Cusco, Perú, sin embargo en este corto tiempo logró mucho. Debbie comenzó su estadía en cusco, tomando clases de español durante una semana en amauta, además de algunas clases privadas de música Peruana, y continuó tomando clases privadas de español durante sus dos semanas de trabajo voluntario en Cusco para mejorar sus habilidades de habla. Debbie es de Bélgica y antes de venir a Perú recolectó una gran cantidad de dinero de amigos y familiares para dar a su proyecto de voluntariado. Con este dinero pudo comprar una gran cantidad de materiales muy necesarios para este pequeño programa después de la escuela, incluyendo: papel y libros para origami, juegos divertidos como Twister y Jenga, rompecabezas y bloques de madera.
La gente del proyecto de voluntariado estuvo muy agradecida con Debbie y para demostrarle su agradecimiento, le regalaron un brazalete lindo y un libro muy bueno de Perú. Después de la entrega de las donaciones Debbie disfrutó del agradecimiento niños y la maestra, Debbie nos contó que sintió que “ la profesora y los niños apreciaron mucho sus donaciones, vio que los niños estaban muy felices porque ahora iban a poder jugar otros juegos.”
Debbie disfrutó mucho de su tiempo como voluntaria en gran medida gracias a su proyecto, pero también hubo algunas diferencias culturales que se notaron desde el principio, siendo la principal la puntualidad. Los primeros días, Debbie tuvo que esperar unos 30 minutos a que la profesora llegara. Debbie: “A ratos pensaba que la profesora no iba a llegar, pero finalmente ella llegaba. Al final empecé a entenderlo, ya que es así como funciona en Perú “.
Sin embargo, hubo muchos momentos y aspectos sorprendentes durante su trabajo de voluntaria en el Perú. Por ejemplo la simpatía y amabilidad de los niños al hacer las actividades que ella preparaba para ellos y su entusiasmo por aprender y probar cosas nuevas. Debbie compartió: “Los niños son tan felices cuando se hace algo con ellos que nunca habían hecho antes o que no pueden hacer todos los días. Realmente me gustó el origami y también el ver a todos saltando delante de mí, pidiendo mi ayuda o demostrando que podían hacer ese paso por sí mismos sin mi ayuda. Ellos realmente quieren escuchar que lo han hecho muy bien y con eso se sienten muy orgullosos. También me sorprendió ver a los niños ayudar a los demás, eso era muy agradables y verlos tan felices hizo de mis días en Perú muy buenos.
Debbie quería hacer algo especial para los niños en su último día así que armó una pequeña fiesta de despedida con aperitivos, bebidas y regalos. La tarde estuvo llena de toma de fotografías, confeti, que los niños tiraron en la cabeza Debbie, a modo de bendición, risa, y mucho amor. Todos en el proyecto se sintieron muy tristes al ver partir a Debbie, pero de seguro la recordarán por siempre. Ahora cada vez que nombren a los ex voluntarios, todos ellos personas muy dulces que dieron de su tiempo y dinero a estos preciosos niños, también nombrarán a Debbie.
Debbie amó cada día de su experiencia como voluntaria en el Perú, tanto que ella tiene planes de volver algún día. Afirmó que fue una experiencia maravillosa gracias a la profesora, a los niños y por supuesto gracias a AMAUTA y la coordinadora de voluntarios. “Me gustaría poder quedarme más tiempo en el Perú, pero por ahora puedo decir que me gustó mucho ser voluntaria en un proyecto después de la escuela en Cusco por lo que en algunos años, espero poder volver y quedarme más tiempo. Es tan agradable jugar con los niños y hacer cosas tan simples, pero sobre todo es muy agradable verlos muy felices y agradecidos “.